Nextinit: impulsando el cambio desde cada célula de tu compañía

Decidimos dejar de fumar, y tras los 20 primeros minutos ya aparecen los primeros cambios. Puede que nosotros no los notemos; pero están ahí: nuestra presión arterial se normaliza, a las 8 horas comienza a mejorar el gusto y el olfato, y a la semana la capacidad pulmonar comienza a recuperarse de todo el daño infligido con el tabaco.  

Sin embargo, la decisión de dejar de fumar no la ha tomado nuestro sistema circulatorio; ni nuestros pulmones. La ha tomado nuestro cerebro, tras sopesar la información recibida del entorno y barajar cómo concuerda ésta con nuestros objetivos de futuro. Dejamos de fumar, y los cambios comienzan desde dentro, apenas imperceptibles, hasta que llega un momento en el que ya hemos cambiado y son visibles: hemos conseguido superar nuestra dependencia a la nicotina, y el cambio más notable está en nuestro exterior. Ya no olemos a tabaco y nuestras uñas recuperan el tono rosado, que durante un tiempo estuvo escondido bajo el amarillento.

Pero aunque ahora se trate de manifestaciones externas, el cambio empezó desde dentro, a un nivel mucho más profundo e invisible: nuestro cerebro, seguido de nuestra presión arterial.

Así, las empresas son como cuerpos. Teniendo en cuenta la información que reciben del entorno y los objetivos de cada organización, en ocasiones han de acometer cambios para adaptarse a las nuevas situaciones y para alcanzar sus propósitos. Y, al igual que en el cuerpo humano, el cambio viene siempre de dentro, de lo más interno del organismo: el cerebro, y la sangre.

Y, en las grandes empresas, ¿cómo realizar una transformación una vez hemos tomado la decisión de abrazar el cambio y mejorar? Cuando el cerebro de la organización lanza la orden de adaptar cambios, ¿cómo lograr que esta decisión no se diluya y difumine hasta desaparecer por toda la red de células, venas, capilares y órganos de nuestra organización? ¿Cómo conseguir que avancemos todos en la misma dirección?

Nextinit ayuda a canalizar todos los esfuerzos para lograr cambios a varios niveles en una compañía.

A pesar de que el cambio es una constante en la naturaleza, y en la vida misma, en ocasiones nos resistimos y nos cuesta. Afortunadamente contamos con herramientas que nos ayudan a aunar esfuerzos, y a remar todos en la misma dirección.

Esto es lo que hace Nextinit. La voluntad de cambio viene desde dentro, marcada por el cerebro de la organización, que lanza un desafío en la plataforma. Estos desafíos pueden ser de varios tipos según el objetivo propuesto. Una vez lanzados, la comunidad (compuesta por empleados y otros stakeholders) enfoca toda su atención en resolverlo, y va lanzando ideas sobre cómo se podría resolver ese desafío.

El cambio ha comenzado ya desde cada célula de la organización: empiezan a fluir las primeras ideas, y, poco a poco, como cuando dejamos de fumar, los primeros beneficios comienzan a notarse desde dentro: las personas colaboran entre los distintos departamentos creando equipos multidisciplinares, florece la creatividad, aumenta el engagement con la organización, y el compromiso por un objetivo común crece también, la comunicación mejora igualmente: las ideas son explicadas y desarrolladas para todo el mundo, de todos los perfiles, y el feedback es apreciado y bienvenido. Todos estos beneficios, resultado de las técnicas de gamificación y los principios de inteligencia colectiva en los que se basa Nextinit, son fácilmente observables y medibles a través de numerosos KPIs.

Pasa el tiempo, y las ideas van evolucionando: los usuarios, gracias al dinero virtual que poseen en la plataforma, invierten (¡siempre sabiamente! El dinero, aunque sea virtual, no crece en los árboles) en aquellas ideas que más les convencen, haciéndolas así crecer, e ir superando fases. Además, todos pueden aportar mejoras, puntos de vista, variantes… que contribuyan a hacer aún más genial esa solución a un desafío.

Así, poco a poco, y desde dentro de la compañía, desde dentro de cada individuo, y siguiendo un movimiento al exterior, el cambio está ya en marcha.

Puede que no acabemos con las uñas más rosas, o unos pulmones más sanos, pero sí conseguiremos una organización más unida, más integrada y comprometida, más innovadora y con unos cuantos nuevos proyectos en marcha, y lo que es más importante: una organización  receptiva al cambio y la transformación.