Innovación disruptiva: La disrupción en los tiempos del cólera
Dejemos las cosas claras, y el chocolate oscuro. Disruptivo es todo aquello que produce una ruptura brusca, un cambio de paradigma. No empecemos a usar el término indiscriminadamente para todo, y todos, como hemos hecho con crush, hype, posverdad, cocreta, hit, o iros.
Disruptivo sólo es aquello que produce terremotos, que resquebraja y separa pangeas, pero que también crea nuevos continentes, más fascinantes y ricos de lo que eran antes. Disrupción es borrón y cuenta nueva, tabula rasa, oportunidad.
La tecnología es uno de los campos donde más claramente se ven estos terremotos. No hablamos de descubrimientos que suponen mejoras, avances, comodidades. Hablamos del “adáptate o muere”.
Leer artículo → Como innovar y no caer en el intento
La innovación y la tecnología
Los avances tecnológicos permiten, u obligan, a este cambio de mentalidad.
Por poner un ejemplo que ilustre mejor el concepto, podemos mencionar uno muy obvio: la aparición de los ordenadores personales. Estos cacharros desarmaron al más pintado; pobre de aquel que, fetichistamente, se aferrara a su máquina de escribir, o a su pluma estilográfica. El PC, desde su aparición en escena, ha supuesto un terremoto en todas las áreas de la actividad humana al que más valía la pena adaptarse. Se trató, pues, de una innovación disruptiva. Y si hacemos diferencias es porque frente a este tipo de innovación encontramos la innovación evolutiva, una mejora de lo que ya había.
Así pues, la innovación está estrechamente relacionada con la tecnología, ya que los avances tecnológicos permiten, u obligan, a este cambio de mentalidad, y además abren las puertas a prestaciones nunca antes imaginadas, como el envío de fotografías u otro tipo de archivos sin necesidad de enviarlos por correo postal. Por ello, tengamos siempre presente que lo disruptivo no es la tecnología, sino los nuevos usos o metodologías que ésta conlleva. Al fin y al cabo, disruptivo puede ser también la manera de preparar una tortilla de patatas.
El PC, desde su aparición en escena, ha supuesto un terremoto en todas las áreas de la actividad humana al que más valía la pena adaptarse.
Un poco de historia de la innovación disruptiva
La Teoría de la Disrupción fue formulada por Clayton Christensen, y se situaba en un contexto B2B. Sin embargo, Christensen no fue el primero en reconocer este tipo de procesos, y Joseph Schumpeter, profesor de Harvard allá por los años 40, también diferenció este tipo de innovación de aquella menos rompedora, y la llamó “destrucción creativa”.
La destrucción creativa para Schumpeter se caracteriza por:
- La introducción de un nuevo bien
- Aparición de nuevos métodos de producción o comercialización
- Apertura de nuevos mercados
- Conquista de nueva fuente de materias primas
- Creación, o destrucción, de un nuevo monopolio
Pero aunque estas teorías se remonten al siglo pasado, la innovación disruptiva está más vigente que nunca, y todas estas características señaladas por el profesor de Harvard las vemos sin dificultad, allá donde la vista alcanza. Grafeno, nanocelulosa, inteligencia artificial… son sólo algunas de las innovaciones que resquebrajan la pangea del sistema tal y como lo conocíamos, y con las que deberemos evolucionar.
La destrucción creativa de Schumpeter
Cambios drásticos como la mejora de la producción, eliminación de un monopolio son los pilares sobre los que se sustenta
Innovar… o extinguirse, el paradigma de la innovación disruptiva
¿Alguien se imagina ahora funcionar sin smartphone? ¿O que su compañía funcione sin Internet, o no saber aprovechar los datos que tenemos a nuestro alcance? Estos cambios hacen que nos tengamos que mantener siempre en evolución y en movimiento.
Pero, ¿cómo?, ¿cómo se innova?, ¿cómo se adapta uno, y cómo adapta su organización, a una innovación disruptiva que ha entrado como elefante en cacharrería en nuestras vidas?
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Miguel Angel Marco
Director Científico de Roche Diagnostics
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